Inscríbete a mi lista de emails

No era un mal hombre. Sólo no era MI HOMBRE

Aug 24, 2025

Hace tiempo estuve con un hombre que era…

todo lo que se supone que debía querer.

Bueno. Dulce. Honesto.

(O por lo menos pensé que era honesto.)

 

El tipo de hombre con el que puedes ver una peli en domingo,
en pijama con pelos mañaneros y con la playera rota…
y sentirte cómoda.

 

Y sin embargo,
algo en mí decía:
no es aquí.

 

Mi cuerpo me lo gritaba una y otra vez.
Y nos esforzamos.
De verdad lo intentamos.

 

Pero por más que empujábamos esa pieza del rompecabezas para que encajara,
simplemente no estaba hecha para ese lugar.

 

💭 Desde la cabeza, todo tenía sentido.
Él era “bueno”, “estaba presente”, “me apoyaba”,
y tenía “todo lo necesario”.

Pero el cuerpo…
el cuerpo no mentía.

 

Y es que si no sientes esa sensación de seguridad al abrazarlo,
si tu cuerpo no se relaja cuando él te toca,
si no te dan ganas de besarlo sin razón ni motivo…
entonces ahí hay una verdad.

 

El cuerpo lo sabe antes que tú.
Y mientras la mente justifica,
el cuerpo se contrae.
Se apaga.
Se endurece.

 

Y claro, parte del conflicto es que Disney nos entrenó mal.
Nos enseñó que iba a llegar un príncipe perfecto,
con las cualidades correctas y la lista aprobada.
Que con que fuera bueno, atento y estable, ya con eso.
¡Pum! Final feliz.

 

Pero el Príncipe Azul… no existe.
(Y si llega… probablemente es terapia con patas, viste FROZEN??).

Lo que sí existe es alguien que te ve.
Que comparte tu visión.
Que te abraza y tu cuerpo se suelta.
Que te mira… y te enciendes.

 

Y cuando tú sabes quién eres y qué estás construyendo,
ya no eliges desde el miedo a estar sola.
Eliges desde la visión.

 

Y sí… tal vez estás con un buen hombre.
Pero si te encuentras apagándote para que funcione,
si tienes que justificar por qué sigues ahí, si tienes que justificarlo,
si te la pasas deseando que “mejore” o “cambie”…
puede ser que estés enamorada del potencial.
Y no del presente.

 


 

💫 RITUAL: Escucha con el cuerpo

  1. Cierra los ojos.

  2. Pon una mano en el corazón y otra en el vientre.

  3. Respira.

  4. Pregúntate:
    ¿Esta relación me enciende… o me apaga?
    (No respondas con la cabeza.
    Tu cuerpo ya lo sabe.)

 

Y si al pensarlo no sientes calorcito, paz , maripositas,
ni fueguito…
si no te dan ganas de aventártelo encima en la cocina,
al menos, sé honesta contigo:

✨ ¿Estás eligiendo…
o estás justificando?

 

El cuerpo no necesita explicaciones.
Solo permiso para decirte la verdad.

Porque a veces, lo que más sana…
es saber que no estás sola en sentir lo que sientes.

 

 

Con amor
Sandra Elisa

Si lo que quieres es tener claridad en tu mensaje y aprender a compartirlo en redes sin miedo a sonar genérico, usando la IA como aliada y no como enemiga… entonces Conectar para Transformar es para ti.

Ahí te enseño a entrenar tu voz, tu historia y tu esencia para que la tecnología potencie lo que ya eres y tu mensaje llegue mucho más lejos.

Quiero compartir mi mensaje