¿Y si cada palabra que dices fuera un hechizo?
Jun 15, 2025
¿Alguna vez has pensado en el poder que tienen tus palabras?
Hay frases que marcan para siempre:
La primera vez que alguien te dice “te amo”.
La primera vez que escuchas “mamá”.
Y también… esas que pueden partirte el alma en dos:
“Esto se acabó”, “No eres suficiente”, “No te creo”.
Las palabras no se las lleva el viento.
Las palabras se quedan, se clavan, se siembran.
Y a veces florecen…
Otras, nos encierran en un hechizo del que cuesta años liberarse.
Este fin de semana, viví algo que quiero contarte.
Escuché unas palabras que esperé por muchos años…
Y vinieron del lugar más inesperado.
De un hombre.
Pero no de una historia romántica, no.
De un hombre con su energía masculina bien puesta.
Consciente, presente, fuerte y amoroso.
Un hombre que me sostuvo. Que me abrazó fuerte y me dijo:
“Estás a salvo. Aquí estás a salvo. No importa lo que pase, aquí estás segura.”
Y yo… me solté.
Solté una armadura que había cargado tantos años, sin saberlo.
Esa armadura que me protegía, sí…
Pero que también me alejaba del mundo, del gozo, de la vida y quizá del amor.
Hoy me queda claro:
Cada palabra que decimos es un decreto. Es un conjuro. Un rezo. Un hechizo.
¿Y si todo lo que dices fuera una orden al universo?
¿Seguirías hablándote como lo haces?
¿Seguirías repitiendo que no puedes, que ya es tarde, que no eres suficiente?
Yo decidí romper ese hechizo.
Confiar de nuevo. En mí, en la vida, en la divinidad.
Y en que sí, hay hombres y mujeres allá afuera que también están sanando, despertando y dispuestos a sostener con amor.
Hoy te lo cuento porque quizá tú también has dejado de confiar.
Porque tal vez tú también te pusiste una armadura para sobrevivir.
Pero esa armadura, amor, también te impide sentir.
Ver. Amar. Volar.
Y no tienes que quitártela de golpe. Solo… empieza por una palabra.
Una que te sane en lugar de herirte.
Una que te acerque, no que te aleje.
Una que te recuerde que estás viva. Y que mereces lo mejor.
Y quizá el universo te sorprenda, y encuentres la magia donde menos te lo esperas.
Una frase, un abrazo, una mirada que te devuelva la fe.
Confía. En ti. En la vida. En lo que no se ve, pero sostiene todo.
Y si te sirve, aquí estoy, recordándotelo con cada palabra que escribo.
Con amor,
Sandra Elisa
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