¿Y si soltar fuera justo lo que necesitas para volar más alto?

¿Qué tanto estás lista para soltar?
¿Y qué tanto te da miedo soltar del todo?
¿Y si, sin darte cuenta, estás dejando una puerta entreabierta… “por si acaso”?

Muchas veces creemos que ya terminamos algo, pero seguimos con un pie adentro:

• por si me quedo sola,
• por si no llega lo que soñaba,
• por si me arrepiento,
• por si eso que deseo no es tan bueno como imaginaba.

Pero esa puerta entreabierta… es un hilo.
Y ese hilo… es un ancla.
Un ancla que no te deja volar.
Una fuga de energía que te impide estar completa, presente, expandida.

Y sé que da miedo cerrar.
Yo también he sentido ese vértigo.
Pero he aprendido que las alas solo se despliegan cuando ya no hay nada que te jale hacia atrás.

Hoy te invito a que sueltes.
A que sueltes con amor, pero de verdad.
A que cierres con presencia esas puertas que te quitan energía y que ya no sostienen la mujer que estás siendo.
 

Por amor a ti.
Por fidelidad a tu visión.
Por confianza en lo que sí viene.

Porque cuando tienes claridad en lo que sueñas, puedes caminar con certeza.
Y cada puerta que se cierra, también es una puerta que se abre.
Una mucho más grande. Mucho más tuya.

Y si en algún momento sientes la necesidad de volver a mandar ese mensaje… o abrir esa posibilidad… recuerda esto:

Una cosa que me sirve mucho cuando me siento tentada a mirar atrás es tener una imagen clara.
Una imagen que mi mente pueda sostener cada vez que llega la duda.
Y quiero compartirla contigo, por si también te ayuda:

Tres claves para soltar con firmeza cuando duele:

1. Tener claridad en tu visión. Cuando sabes con certeza lo que sí quieres, es más fácil dejar ir lo que ya no está alineado.
2. Confiar en ti. En tu intuición, en tu camino, en lo que tu alma ya sabe.
3. Tener una imagen poderosa. Una que te acompañe cada vez que el miedo quiera entrar.

La mía es esta:
Me imagino una puerta grande de hierro, pesada, con inscripciones sagradas y geometrías grabadas. La cierro con mis propias manos. La empujo. Me cuesta, pero lo hago. Y cuando se cierra…
Se activan cientos de candados como en una escena de Harry Potter.
Siento el corte energético. Visualizo cómo cualquier cuerda, hilo o vínculo se rompe con amor.
Y me quedo ahí, respirando. Libre.

Cada vez que el miedo me asalta, traigo esa imagen a mi mente. Una y otra vez.
Hasta que un día… ya no la necesito más. La puerta ya está cerrada. La energía ya está limpia. El alma ya está libre.

Ejercicio para cerrar con amor una puerta entreabierta (en relaciones):

1.  Busca un momento en calma. Puedes encender una vela si lo deseas.
2. Escribe una carta a esa persona con quien aún sientes un hilo abierto. No para enviar, sino para soltar.
• Escribe lo que agradeces.
• Escribe lo que duele.
• Escribe lo que hoy eliges soltar.
3.  Cuando termines, si lo sientes, quema la carta o rómpela en pedacitos.
4.  Cierra los ojos, pon las manos sobre tu pecho y repite:
   “Gracias por lo que fue. Hoy elijo cerrar esta puerta con amor. Me abro a recibir un amor que me vea, me elija y me honre como yo lo hago conmigo.”

Tómate unos minutos para sentir tu cuerpo. Respira.
Estás un paso más cerca de ti.

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Con amor,
Sandra Elisa